A modo recordatorio dejo la Portada y la nota de la edicion N 127 del Country herald:
El Paraíso de los campeones.
Los chicos del country de Guernica se consagraron como los mejores del Torneo Apertura con nueve puntos de diferencia del segundo y a una fecha del final del certamen.
Estuvo a punto de estallar el cielo en la tarde del sábado 15 de agosto, cuando el equipo de Selección de El Paraíso oficializó su consagración al ganarle 8 a 4 a su última victima del campeonato, Fincas de Iraola. Pero la lluvia aguantó y retrasó los truenos para que el festejo merecido de los azules pudiera ocurrir con los suyos.Con mucha soga por dejar correr, los muchachos locales sabían que, aún perdiendo, nadie les iba a quitar el título, pero tenían que culminar en lo más alto, con la dignidad que ameritaba su condición.El fútbol es raro a veces, tan raro como para regalarnos esos caprichosos goles que se extravían de otros partidos. Éste fue el caso del convertido por Carlos García Pereira, el arquero de la visita, que clavó su temprano disparo de media cancha vulnerando la valla de su colega de manos. La montaña humana no tardó en armarse sobre el arquero en rojo, como tampoco tardó en llegar el segundo tanto de Fincas en el penal de Jorge Mercado y el consecuente silencio de hospital en la tribuna amiga.Pero por algo “los paradisíacos” lograron su jerarquía. Vamos… que esto de mojarles la oreja nunca fue lo aconsejable. Porque la mezcla de impotencia, preocupación y vergüenza caló tan hondo, que los once motores se pusieron en marcha buscando el descuento sin perder más tiempo. Y así nació el primer gol de la lista de ocho que vinieron luego, y fue de penal, el de la foto. Lucas Marinaro, el autor del primero, siguió buscando la red aunque sin suerte hasta que, promediando los 25 minutos, la jugada del partido dijo “heme aquí”. La cosa empezó porque Leandro Gallo se la abrió a Juan Manuel Rodríguez y éste, con suave toque, la elevó apenas para que el mismo 18 la “palomeara”. Sin embargo, el cabezazo dio en el palo y, porque el destino y el fútbol a veces se entienden mucho, el rebote quedó nuevamente en los pies de Rodríguez, quien nuevamente, con suave toque y altura media, puso las cosas 2 a 2 ante el reclamo de un off side que jamás sabremos si fue.Habría más para el primer tiempo. Otro penal para el local y el gol de tiro libre del 9 de la visita, Cristián Ciari. Los 45 iniciales morían en la edad de Cristo y este partido, que a priori era sólo un trámite para el local, se ganaba el apelativo de “partidazo”.En el segundo tiempo la tormenta había dejado de preocuparnos con sus anuncios de piedras y las piernas adquirían otro matiz, más cansino. Entonces, el equipo anfitrión decidió que lo mejor era esperar y esa fue una medida resultadista en todo aspecto. Porque así vino el cuarto gol de El Paraíso, esta vez en la exitosa búsqueda de Leandro Gallo, y así también fueron los tres que vinieron luego, ingeniados y concluidos por el habilidoso 10 Domingo Bianchi. Los minutos pasaron a otro ritmo, eterno, y a los 20 del final las jugadas para el equipo azul se multiplicaron sin final de red.La hinchada, extasiada, ya estaba ansiosa por el festejo, pero los goles seguirían apareciendo. Y así fue, hubo tiempo para dos más. El primero, factoría de Hernán García y el otro, el premio a la insistencia y a eso de “no bajar los brazos”, obra del delantero visitante Cristián Ciari.
El silbato sonó por última vez en la cancha del sur de Buenos Aires y dio paso a las bengalas, acompañadas por los papelitos, el champagne y la nieve en aerosol. Una vuelta olímpica multitudinaria, la alegría sana de esos chicos conducidos por Germán Álvarez, y un rival que reconoció, con sonoros aplausos, una justa derrota, fueron las notas de cierre para una tarde que no quiso saber nada con la lluvia para no aguar la gran fiesta futbolera. El Paraíso es el rey de la primera parte del año. En pocas semanas más, deberán comenzar a defender ese orgullo real.
Por Andrés A. Wodzak
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